1) ¿Por qué el cáncer aumenta su incidencia en los mayores?
Respuesta: La mayoría de cánceres se presentan por la exposición continuada a factores con capacidad carcinogénica (es decir, factores que pueden causar directamente el cáncer o contribuir al su desarrollo junto con otros factores). A medida que pasan los años de vida, esta exposición va actuando y acumulando sus efectos nocivos con lo que progresivamente aumenta la incidencia del cáncer.
2) ¿Puede poner algún ejemplo de cáncer claramente influido por la edad?
Respuesta: Son la mayoría, pero podemos poner algunos ejemplos concretos. Uno de los más clásicos es el cáncer de mama. Hace años se consideraba que su incidencia aumentaba a partir de los 40 años de edad y que luego iba aumentando hasta los 50-55 y luego decaía. Prácticamente no había cáncer de mama por encima de los 70 años. Pero, en realidad, lo que no había eran mujeres, porque la esperanza de vida no era tan elevada como ahora es afortunadamente. Entonces, se empezaron a realizar estadísticas corrigiendo por edad, es decir, considerando grupos de edad en el que estuvieran el mismo número de personas (por ejemplo, grupos de cada diez años con 10.000 o 100.000 personas en cada uno, de tal modo que las estadísticas fueron homogéneas. De esta manera se observó que el cáncer de mama, lejos de disminuir a partir de los 55-60 años, iba aumentando progresivamente, hasta llegar a los 80 años.
3) ¿Qué se puede deducir de estos datos?
Respuesta. Que el cáncer es algo presente en todas las edades, pero especialmente entre los mayores. Estos no deben descuidar la vigilancia, el diagnóstico precoz, los buenos hábitos, porque es la mejor manera de evitar el cáncer.
4)¿Qué entiende por vigilancia?
Sencillamente, sin obsesionarse, pero tener presente que el cáncer puede estar detrás de cualquier alteración o enfermedad cuyo diagnóstico no esté bien aclarado. Por ejemplo, el cáncer de páncreas. El páncreas es una pequeña víscera situada entre la columna vertebral y el estómago. Allí puede desarrollarse un cáncer dando síntomas poco específicos. Generalmente dolor en la espalda, y el enfermo/a es remitido con frecuencia al traumatólogo, que no observa alteración alguna en las vértebras, incluso a veces algún paciente ha parado en manos del psiquiatra por considerarse que sus reiteradas quejas eran pura imaginación. A toda alteración hay que ponerle un nombre de enfermedad y sino se puede hacer, hay el riesgo de que haya detrás un cáncer en incipiente desarrollo. La regla de oro es esperar un mes, sino hay diagnóstico y el problema sigue, pensar en la posibilidad del cáncer.
5) ¿Y los estilos de vida favorables?
Respuesta: Podemos hacer mucho para mejorar la calidad de vida y disminuir el riesgo de algunos cánceres. De hecho, las personas mayores de hoy en día llevan una vida de una calidad que generaciones anteriores no habrían ni siquiera soñado. Pero aún persisten algunos hábitos negativos, como el de comer en exceso, no hacer suficiente ejercicio físico y no controlar el propio peso.
Pensamos que los mayores deberían hacer, siempre adaptado a sus posibilidades, cuanto más ejercicio físico mejor (gimnasia, sueca, natación ,andar o correr moderadamente). También deberían ser más estrictos con la dieta mediterránea y no comer ni beber en exceso. En nuestras charlas y conferencias en centros de la tercera edad observamos mucho sobrepeso. Hay que vigilar el peso y mantener el correspondiente a la talla.
Estas medidas mejoran la calidad de vida pero también disminuyen el riesgo de cáncer.
6) Pero, ¿pueden ser tratadas de cáncer las personas mayores? He oído cosas terribles de la quimioterapia, de la radioterapia y de la cirugía.
Respuesta: es cierto que se oyen cosas terribles de la quimioterapia (cae el cabello, los vómitos, etc), de la radioterapia (quema la piel) y de la cirugía (corta y mutila). Pero todo ello fue cierto, en el pasado. Hoy en día los vómitos d ela quimioterapia son cosa prácticamente del pasado; el cabello se recupera al cesar la quimioterapia y las pelucas actuales hechas de cabello artificial son asequibles y muy buenas; los aparatos actuales de radioterapia no afectan mucho la piel, ya que la irradiación se deposita, con los nuevos aparatos, más profundamente, sin dañar la piel; la cirugía se ha vuelto muy conservadora, tiende a extirpar el tumor y no el órgano afecto, completándose el tratamiento mediante quimioterapia y radioterapia. Ejemplos de tratamiento conservador actuales los tenemos en el cáncer de mama y en los sarcomas de las extremidades (en el primero se tiene a la tumorectomía más radioterapia, preservando la mama afecta y en los segundos ya no se amputan muchas extremidades.
7) ¿Tienen depresión las personas mayores con cáncer?
Sí, y más riesgo que las jóvenes. No obstante muchas veces no está diagnosticada ni tratada, pues se asume, por parte del entorno que es algo normal, por los sentimientos de soledad, falta de ilusión, falta de planes….que algunos achacan a la edad avanzada. Es necesario ponerse en contacto con algún profesional especializado y asegurarse de que puede diagnosticarle bien y tratarle como es debido.
8) ¿Tienen ansiedad las personas mayores con cáncer?
Sí, aunque menos que las personas más jóvenes. Esto se debe a que los más jóvenes a menudo se revelan contra esta enfermedad y sienten que no ‘les toca’, por el hecho de estar en un momento del ciclo vital en que se asume una perspectiva de vida más larga. No obstante hay que ir con cautela, pues aunque los síntomas de la ansiedad en personas mayores son menos espectaculares, no quiere decir que no los sufran.
9) ¿Es mejor que el afectado reciba información?
Esto depende de cada uno. Las características individuales del enfermo, incluyendo las familiares y sociales pueden indicar la conveniencia en un sentido u otro. La edad no debe ser un factor que indique no informar al paciente. Siempre hay que analizar todas las circunstancias, sobretodo a partir de que aquel lo demande.
10) ¿Es normal que a raíz del cáncer y el tratamiento se altere la vida sexual? ¿Puede recuperarse?
Sí, es normal. El diagnóstico de cáncer supone una amenaza para el individuo, y el tratamiento disminuye la energía, supone alteraciones estéticas y físicas. La sexualidad es algo individual y las personas deben tender a querer recuperarla. Hay muchos prejuicios respecto a la sexualidad en personas de edad avanzada, por lo que a menudo no se tienen en cuenta las repercusiones de tratamientos quirúrgicos u hormonales. En este sentido hay que luchar contra esta actitud; al menos hay que informar al paciente tenga la edad que tenga de estas posibles alteraciones, y dejar que él mismo valore lo que se adapta a su manera de ser y a su calidad de vida. Una vez finalizado el tratamiento, si el enfermo lo desea, tiene que reivindicar ayuda para restablecer su vida sexual anterior si es posible, o para enfocarse hacia otra nueva sexualidad, adaptada a las secuelas del tratamiento y de la enfermedad